La escritura como trinchera

Me pregunto si la ansiedad existió siempre, si alguna vez la humanidad vivió tranquila sucumbiéndose en lecturas idóneas interminables, quienes podían. Si alguna vez no estuvimos sucumbidos en los latidos del corazón y la traspiración de las manos y los pensamientos interminables en circulo innecesarios. Si existió hubiese preferido vivir en aquella época donde las preocupaciones eran cazar y recolectar o quizás no tan atrás, capaz un poco mas acá en alguna ruca originaria mapuche conectándome con los cielos nocturnos plagados de astros q desconocemos.  Esta época en la que estoy y me toco vivir, de lo inmediato, de lo instantáneo, de las redes y lo progre y banal hace falta para sobrevivir ansiolíticos para relajarnos y fluir. Sino nos dejamos carcomer por el sistema y nos come, no enloquece, nos vuelve ruines y villanos para el resto, para quienes nos rodean, para quienes amamos. 

La tristeza de la soledad es por sobre todas las cosas  el suplicio de los inadaptados, de los que no supimos hacer de nuestras virtudes  un mercado de simpatías. La tristeza de la melancolía es por sobre todas las cosas la pena de quienes no pudimos olvidar,  de los que no fuimos capaces de cerrar  la historia, de quienes fuimos olvidados. La tristeza del desamor es por sobre todas las cosas  la condena de no saber amar, de los que no supimos amar sin pretensiones, sin asideros y sin pretextos.  La tristeza de la nostalgia es por sobre todas las cosas el error de no olvidar  y recordar. La tristeza de la tristeza es sin embargo la verdad de que estamos vivos, de que estamos solos  de que somos melancólicos y que nos gusta el desamor y la nostalgia.  Y todas esas penas son la verdad de la vida la contracara de la felicidad de la alegría de la dicha del amor.   

 Me rindo, no puedo ser un intelectual  yo soy mas de la praxis, practica.  La teoría me escupe.

  La pura verdad Si ustedes lo permiten, prefiero seguir viviendo. Después de todo y de pensarlo bien, no tengo motivos para quejarme o protestar: siempre he vivido en la gloria: nada importante me ha faltado. Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor y miedo y apremio. Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables. Me avergüenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe, melancólica, débil, poco interesante, un abanico de plumas que el viento desprecia, caminito que el tiempo ha borrado. Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin darme cuenta, voy iniciando una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a cualquiera o aburrir de golpe. Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi memoria ha muerto y se queja con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos. El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme, pero lo he derrotado par

Me niego rotundamente a ponerle cadenas a las personas que me gustan, no quiero volver a eso. En esencia somos libres y nadie debería decirle a nadie hacía donde apuntar su libido sexual y descargarla. Tenemos un concepto tan de mierda del amor romantico que me dan ganas de ¡PFF! No sé, yo no quiero eso para mi vida, los celos son para alimentar la proeza de poseer a alguien. Para alimentar nuestra inmunda alma capitalista. Quiero amar, ser amado y ser libre y que seas libre.

 Mundo, vida, tómame soy tuyo tuyo tuyo tuyo